Evaluamos las capacidades visuales del paciente, incluyendo la refracción ocular para determinar defectos como miopía, hipermetropía, astigmatismo o presbicia. También analizamos aspectos funcionales, como la binocularidad y la acomodación, y revisamos la salud externa del sistema visual para descartar patologías que requieran derivación oftalmológica.

En una audiometría se evalúa la función auditiva del paciente midiendo el umbral de audición en diferentes frecuencias y niveles de intensidad sonora. Este examen permite detectar hipoacusias de conducción, neurosensoriales o mixtas, evaluando tanto la vía aérea como la vía ósea. Los resultados se plasman en un audiograma que sirve para diagnosticar alteraciones auditivas y planificar posibles tratamientos o adaptaciones protésicas.

Realizamos una evaluación audiológica para determinar el grado y tipo de hipoacusia del paciente, seguido de un ajuste audioprotésico personalizado. Se seleccionan dispositivos auditivos adecuados según la pérdida auditiva, estilo de vida y necesidades específicas, calibrándolos mediante pruebas de ganancia funcional y verificación in situ para optimizar la amplificación y garantizar una rehabilitación auditiva efectiva.

Evaluamos la anatomía del conducto auditivo externo para garantizar un ajuste hermético y cómodo. Se toman moldes auriculares personalizados para fabricar tapones que prevengan la entrada de agua, minimizando riesgos de otitis externa u otras complicaciones asociadas a la exposición prolongada a la humedad.

Evaluamos la sensibilidad auditiva del paciente y las condiciones de exposición sonora. Se realizan moldes personalizados del conducto auditivo externo para fabricar dispositivos que aseguren un sellado óptimo, reduciendo la transmisión de ruido ambiental y previniendo trastornos como trauma acústico o fatiga auditiva.